La Argentina es reconocida internacionalmente en el campo de la soguería. Cuenta con grandes maestros artesanos en la materia fruto de una tradición que se viene desarrollando por siglos. Varios de ellos, lamentablemente ya no están entre nosotros, pero según entiendo jóvenes y adultos no han perdido su interés por aprender la soguería. En el "silencio" y el anonimato ellos aprenden y crean.
Desde la llegada de los conquistadores españoles al Río de la Plata, consituyendo un amplio virreynato que se extendía hasta Perú, los conocimientos adquiridos por los moros se propagarían en estas tierras. El Gaucho argentino ("el vaquero nacional") aprendería de generación en generación las técnicas y a ello le sumaría su iventiva e imaginación en la elaboración de nuevos tejidos, trenzados, costuras, bombas y sortijas. Elaboraría así sus propias piezas para el caballo (riendas, bosales, cabeceras para frenos, cinchas) y haría también sus propios rebenques, fustas, rastras, adornado de cuchillos, lazos, etc.
En el siglo XX, y en la actualidad, la Argentina dispuso de la creación de fiestas y encuentros nacionales y provinciales donde en diferentes categorías los artesanos de todo el país -y entre ellos los sogueros- se destacarían por el nivel y el valor de sus obras. Un valor no tanto económico, sino como reflejo depositario que demuestra lo que el hombre es capaz de transformar en belleza con sus propias manos e ingenio. Por suerte, parte y si se puede decir bastante, todo ese conocimiento fue volcado en la elaboración de libros didácticos para la enseñanza y transmisión del conocimiento acumulado.
En otras oportunidades ya mencioné algunos títulos argentinos, por en cuento ahora agregaré dos más.
Ellos se titulan:
- Manualidades Criollas. El cuero crudo paso por paso perteneciente a Manuel Bugallo (Ed. Andrómeda, 2006, 318 Págs.)
- EL arte gaucho del cuero crudo de Hilario Faudone (Ed. Valencia, 2003, 176 Págs.).
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